La última persona que esperaba encontrarme en mi despacho buscando trabajo es sin duda mi tío. Se ha quedado sin trabajo después de más de veinte años en su anterior empresa y esta mañana se ha presentado en mi oficina dispuesto a cualquier cosa con tal de que le dé cualquier puesto en mi empresa. Se ha postrado bajo mi mesa cual becario y me ha comido el coño de una forma tan increíble que he decidido contratarle como secretario.