Ese tío nunca imaginó que su hijastra tuviera unas tetas tan perfectas, con unos pezones tan grandes como timbres de castillo, pero lo ha averiguado cuando ha llegado a casa y la ha visto sin camiseta justo en la cocina. Ni ha preguntado que hacía allí semidesnuda, porque su polla se ha puesto tiesa con sólo mirarla; pero todavía ha alucinado más cuando ella, aprovechado ese rabo empalmado que nunca imaginó tuviera ese tamaño, se ha puesto de rodillas y lo ha metido entre sus pechos, haciéndole la paja cubana más rica e intensa de toda su vida. Sin embargo, no ha llegado a correrse en sus tetas, porque la corrida la guarda para su coño, o ¿acaso se pensaba que se iba a librar de ser follada después de este despliegue sexual?