Ni en mis peores pesadillas me había encontrado con una escena tan dantesca como la que vi el sábado pasado en la cocina de casa. Al volver de la universidad me encontré a mi madre chupándole la polla a mi hermano. No quise preguntarles cómo habían llegado a ese punto porque de lo único que me entraron ganas fue de unirme a ellos montando un trío.