El madurito se había tomado muy en serio coger las riendas de la educación de su sobrina de 19 años, sus padres no sabían ya que hacer con ella y necesitaba un poco de disciplina. Tener disciplina no implica dejar de hacer cosas que te gustan y de nada sirve meterte en una habitación 8 horas sin parar de estudiar, también hay que dejar tiempo para el ocio y por supuesto, para echar un polvo. El único «pero» que le pondría a este tipo es que jugó demasiado con fuego y a punto estuvo de correrse dentro, aunque es evidente que está muy acostumbrado a practicar la marcha atrás…